Este año ha sido difícil para todos o para la gran mayoría de personas, un año que ha cambiado la vida de mucha gente. Dentro de lo malo que ha sido, hasta hace un par de semanas, mi año iba normal. Lo más importante que tengo en la vida es mi mamá, a ella le debo todo lo que tengo y he logrado, y gracias a ella soy la persona que soy, ella es mi vida entera y mis ganas de salir adelante. Todo el año había estado bien de salud, sin ninguna complicación, pero hace un par de semanas tuvo vómitos y complicaciones en el estómago, y lo que era una simple infección, la acabó deshidratando al grado de bajar su presión al máximo y no tener fuerzas. Por qué llegamos a tanto? Porque a mi mamá no le gusta ir al doctor y literalmente la tuve que llevar cuando ya no tenía otra opción. En mi mente solo está el verla sin fuerzas a punto de desmayarse en mis brazos pensando lo peor, como pude corrí a urgencias y afortunadamente me ayudaron de inmediato a estabilizarla. Parecía que lo peor había pasado, pasaron 24 horas y seguía con la infección, pero ahora, los estudios arrojaban que el riñón estaba dañado, y si estaba dañado, había que dializarla, lo peor pasaba por mi cabeza, tenía que buscar otras opciones y llevarla a México con los mejores especialistas, había que esperar ya que me explicaban, como su riñón nunca había sufrido daños, podía volver a funcionar solo.
Pasaban las horas, mi mamá seguía con su malestar, yo a lado de ella, sin dormir ni comer nada, sin ganas de nada, con lo único en mente de que se recuperará y pudiéramos salir cuanto antes del hospital. 72 horas después le hicieron un nuevo estudio, un estudio tal vital que dependía todo, si nos íbamos a México o esperábamos. Gracias a Dios sus estudios salieron bien, hubo una mejoría del 100% en comparación a como llegamos, no había ningún daño en el riñón, fue un milagro de Dios, tenía tantas cosas en la cabeza, unas ganas de llorar y soltar todo, pero no podía para que mi mamá me viera fuerte.
Las próximas horas y días, mi mamá fue recuperando la fuerza, en total pasamos 5 días en el hospital, y aunque ya pasó una semana de que salimos, aún está un poco débil, pero gracias a Dios fuera de cualquier peligro o problema. Estoy tan agradecido con los doctores que la valoraron, las enfermeras, camilleros y ex compañeros de trabajo que estuvieron al pendiente y ayudando en todo lo que podían, a sus amigos que estuvieron pendiente, a mis tías que estuvieron a distancia y a todas las personas que rezaron para que ella mejorará y pudiera salir de esto.
Fueron las peores horas de mi vida en 30 años, pero también fueron las mejores cuando todo pasó y quedó en un susto que gracias a Dios no pasó a mayores.
Cuando la vida te sorprende con estos golpes y estas pruebas, valoras mucho más todo lo que tienes, y te das cuenta, que más allá de tener grandes lujos o cosas sin importancia, te das cuenta que mientras haya salud, todo lo demás viene por añadidura.
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